jueves, 22 de octubre de 2020

¿Cómo llueve en Santa Cruz?

 En años recientes nos hemos acostumbrado a la sobre – abundancia de noticias y artículos sobre el cambio climático y lo que posiblemente éste nos depara en el futuro cercano y lejano. Sin embargo en regiones como la Patagonia Austral aún se carece de suficientes datos como para interpretar apropiadamente bien este proceso y sus impactos, entre otros fenómenos que con seguridad están ocurriendo. En años recientes, una cooperación entre la Secretaria de Estado de Ambiente de Santa Cruz y el Grupo Forestal, Agricultura y Manejo del Agua de INTA EEA Santa Cruz ha comenzado a desarrollar estudios que permitan comprender estas dinámicas, particularmente entre el clima y el agua.



Un punto de partida crucial para poder establecer si existe un cambio climático o un aumento en la variabilidad del clima en una región en particular, es comprender como es el comportamiento promedio del clima reciente. Es el equivalente a aceptar que para interpretar qué y cómo pueden estar cambiando las cosas primero se requiere conocer cómo han sido éstas en el pasado y cuál su dinámica hasta el presente. Hacerlo no resulta sencillo ya que se requiere de grandes volúmenes de datos que en general, en extensos territorios como buena parte de la Patagonia Austral, y Santa Cruz en particular, no está disponibles.

En un trabajo recientemente aceptado para su publicación en la revista METEOROLÓGICA, Leandro Almonacid, doctorante en Ciencias Aplicadas de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) y en el marco de una cooperación entre la Secretaria de Estado de Ambiente de Santa Cruz y el Grupo de Investigación Forestal Silvopastoril, Agricultura y Manejo del Agua de INTA Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz, con aporte financiero de ENAP Sipetrol, presentó un avance importante en la generación de información hidroclimática que permite comprender el comportamiento medio de las lluvias en la provincia hasta el presente. Esta es una base fundamental para comenzar a dimensionar escenarios posibles futuros, asociados a un cambio de clima.

La precipitación es una variable esencial para caracterizar el clima y el ciclo hidrológico de una región. En ambientes áridos y semiáridos como los predominantes en la Patagonia Austral, las lluvias representan una de los pocos aportes de agua a un sistema del cual depende toda su diversidad natural e incluso las principales actividades económicas de la región, el caudal de los ríos, la recarga de los acuíferos, y la producción de pastizales entre tantas otras cosas.




Gracias a una exhaustiva compilación de datos pluviométricos realizada durante poco más de 15 años, principalmente por Oscar Bonfili (Oficina Meteorológica Río Gallegos del Servicio Meteorológico Nacional) y Boris Diaz (INTA), con la colaboración desinteresada de gran cantidad de propietarios de registros de precipitación como los dueños de establecimientos agropecuarios de toda la región entre otras significativas fuentes, se creó el Banco de Datos Hidrometeorológicos de Santa Cruz. Esta base, compuesta de 55 estaciones distribuidas en el territorio provincial y regiones vecinas con recursos hídricos compartidos se analiza en el artículo de Leandro Almonacid para el período 1995 – 2014, permitiendo no solo la creación de los primeros mapas de precipitación anual, estacional y mensuales históricos para Santa Cruz basados en una grilla rica en datos y de larga duración, sino que permite analizar comparativamente un conjunto de modelos globales, disponibles libremente en internet, que suelen utilizarse como referencia para explicar el comportamiento de las lluvias en todo el planeta y proyectar tendencias posibles para distintos escenarios futuros.

Se encontró que más del 60% del territorio provincial recibe anualmente menos de 200 mm anuales, encontrándose el mayor gradiente hacia la Cordillera de Los Andes, donde se pueden registrar hasta 750 mm anuales en el noroeste. Este gradiente se hace menos evidente hacia el sur de la región, donde se encuentran diferencias altitudinales no mayores a los 800 msnm de oeste a este. La costa marítima, al este de la provincia, presenta una precipitación anual mayor que la zona central mediterránea, con un régimen de lluvias de entre 200 y 300 mm, aumentando su gradiente hacia el sur de la región costera. Por otra parte, se encontró que existe cierta estacionalidad en las precipitaciones según la ubicación geográfica dentro de la provincia. Por ejemplo, la zona sureste, en cercanías a la ciudad de Rio Gallegos, mostró una precipitación levemente mayor en el verano que en las demás estaciones. Esta estacionalidad también se manifestó en la zona centro-este en cercanías a la localidad de Puerto San Julián, donde la mayor precipitación se da en el otoño. En cambio, no existe una marcada estacionalidad sobre la cordillera, encontrándose los valores de precipitación media estacional entre 100 y 150 mm para las cuatro estaciones del año.

Esta base lograda representa una herramienta útil para utilizarla como insumo en modelos hidrológicos y ecológicos, que permitirán en los próximos años entender el comportamiento espacial del fenómeno y particularmente, interpretar qué podría suceder con las precipitaciones en distintas zonas de la provincia. De tal forma, también representa una herramienta útil para la gestión de los recursos naturales, en especial para el establecimiento y seguimiento de políticas públicas orientadas a los recursos y actividades humanas que dependen de las precipitaciones para sustentarse.


lunes, 20 de julio de 2020

Cuencas de los ríos Vizcachas y Don Guillermo, al sudoeste de Santa Cruz

La región de los ríos Vizcachas y Don Guillermo consiste en un territorio binacional ubicado en el extremo suroeste de la provincia de Santa Cruz, de vertiente pacífica, integrante de un sistema hidrográfico mayor denominado “Hoya del Río Serrano” en la República de Chile. Con poco más de 1.814,1 km2 de extensión en territorio argentino, posee algunas de las tierras con mayor potencial agropecuario de la región, en gran medida debido al suelo y clima micro regional, con precipitaciones promedio anuales que oscilan entre los 172,0 mm en el extremo NE y hasta un poco más de 300,4 mm en el SW de su distribución, en el sector argentino. La ocupación del suelo en la región es predominantemente pecuaria, sin urbanizaciones ni desarrollos mineros o industriales, si bien se encuentra dentro de tierras bajo exploración hidrocarburífera en la actualidad.
En el año 2019, como parte de una estrategia iniciada en 2015 entre diversos organismos públicos, provinciales y nacionales, denominado Nodo Santa Cruz de la Red Ecofluvial de Patagonia (RedEco) orientada al estudio de los recursos hídricos de superficie de la provincia, se realizó una caracterización detallada de la producción y calidad de aguas en la región. Este trabajo consistió en el segundo diagnóstico conocido desde que a finales de la década de 1990 se aproximara una caracterización en el marco del Tratado sobre la Protección del Medio Ambiente entre Chile y Argentina, y de sus Protocolos Específicos Adicionales sobre Recursos Hídricos Compartidos (1991).




La región es una rica productora de aguas de superficie y recarga de acuíferos, si bien con una tendencia ligeramente decreciente en términos de caudal de los principales cursos, en la década reciente. Su aptitud resulta muy buena tanto para la irrigación como para la bebida animal, sin elementos que representen toxicidad específica si bien en general tratándose de aguas de baja mineralización. Tomando como referencia algunos estándares y valores guía internacionales resulta que las aguas de superficie de la región tienden a ubicarse dentro de los rangos habituales en cursos naturales sin contaminación del mundo y tan solo las lagunas evidencian situaciones extremas.
Las fuentes de agua superficial más importantes que dan origen al curso del río Vizcachas, el principal colector de la región, consisten en numerosos pequeños cursos asociados a vegas y mallines al pie de la sierra de Baguales, la meseta del Italiano y la meseta de Vizcachas, en el SO de la provincia de Santa Cruz, éstos a su vez hitos geográficos que limitan esta región de la vertiente del río Santa Cruz (RH09), al norte, y de la del Coyle (RH12), al este (Figura 3.2). La confluencia de los primeros arroyos como Ensenada de Flores, Ensenada de Falcón y Ensenada de Riques dan origen al curso principal del río Vizcachas, en proximidad del Puesto La Piedra. Junto con los caudales del arroyo de Bueno terminan por configurar las nacientes del río en términos de su caudal principal, en la distribución norte de la cuenca. Su curso principal mantiene, desde allí, un sentido predominantemente norte-sur hasta la proximidad del cerro Palique, en donde gira al oeste hasta el cruce de la frontera con la República de Chile, entre los Hitos 70 y 71, luego de recibir la descarga del arroyo Cazador.
El módulo anual del río Vizcachas, registrado en la sección cerro Palique, en el tramo medio de la cuenca sobre el sector argentino, antes del límite internacional, es de unos 1,36 m3/s para la serie disponible 2010 – 2019. El 75% de los registros se ubica en un valor máximo de 2,10 m3/s y el valor de referencia para una vez y media los extremos conocidos en 3,79 m3/s. Sin embargo, la serie documenta datos extremos medios mensuales de poco menos de 15,0 m3/s en momentos de crecidas extraordinarias. El 25% de la frecuencia de registros evidencia caudales mensuales medios de hasta 0,97 m3/s existiendo valores absolutos extremos mensuales tan bajos como 0,42 m3/s.
El agua es un elemento insustituible para el sostenimiento de la vida humana y el resto de los seres vivos, siendo al mismo tiempo un insumo imprescindible en innumerables procesos productivos. A pesar de ser renovable, la escasez del agua se manifiesta gradualmente a medida que aumentan las demandas y los conflictos por su uso, en especial ante la falta de una apropiada planificación de su gestión. Se trata de un recurso estratégico y cuya extrema vulnerabilidad se pone de manifiesto en la creciente degradación de su calidad, lo cual amenaza la propia existencia de la vida en amplias regiones del mundo. Asegurar su apropiado uso y conservación es uno de los objetivos esenciales pautados en la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas.
El conocimiento local del recurso continúa siendo escaso para el apropiado planteo de una gestión integrada de los recursos hídricos de superficie, sus bienes y servicios ecosistémicos, no obstante, gracias al estudio realizado en 2019, se dispone de una base de conocimiento que contribuye a la toma de decisiones sobre el uso y la conservación posibles de uno de los recursos estratégicos más importantes para la provincia.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Apoyo al Dr. Villalba y a su accionar como ex Director del IANIGLA-CONICET y del Inventario Nacional de Glaciares

El 27 de Noviembre de 2017, el juez federal Sebastián Casanello procesó al Dr. Ricardo Villalba (Investigador Superior de CONICET(1), ex Director del IANIGLA y del Inventario Nacional de Glaciares), por el delito de “abuso de autoridad” en la causa 16156/16 iniciada por los abogados de la Asamblea “Jáchal no se toca” de la ciudad de Jáchal, San Juan, quienes cuestionaron la metodología con la que se realizó el Inventario Nacional de Glaciares por entender que favoreció a la empresa minera Barrick Gold.



Más allá de resaltar la calidad humana y la intachable trayectoria como científico de excelencia internacional del Dr. Villalba, y más allá de discusiones de índole técnica que demuestran que la metodología propuesta por el IANIGLA para la confección del Inventario Nacional de Glaciares es aceptada y utilizada a nivel mundial ya que sigue los lineamientos científicos internacionales(2), consideramos sumamente importante contar con un apoyo institucional más evidente ante esta seria embestida al sistema científico nacional. Si bien la citada acusación hoy involucra al Dr. Villalba como ex Director del IANIGLA, la misma se basa en haber utilizado una metodología de elaboración del Inventario Nacional de Glaciares que en su momento fue aprobada y avalada no sólo por la Presidencia del CONICET, sino también por el Ministerio de Ciencia, Técnica e Innovación Productiva, por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, y por el Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación.

Esta injusta acusación ha tenido además el efecto inmediato de desacreditar ante la sociedad el trabajo realizado por el IANIGLA, institución de CONICET abocada desde hace más de 40 años al estudio y conservación de los recursos naturales de nuestra Cordillera de los Andes. Esto se ha visto agravado por el hecho sin precedentes de citar a indagatoria a su ex Director, el Dr. Ricardo Villalba, quien fuera uno de los principales actores en la promulgación de la citada Ley de Glaciares, y quien ha tenido durante su prolífica carrera científica(3) un compromiso permanente con la divulgación de la importancia de la Cordillera como reserva hídrica y como recurso natural de invaluable importancia científica y socio-económica. Entre muchas otras distinciones(4), esta tarea le ha valido al Dr. Villalba ser co-recipiente del premio Nobel de la Paz en 2007, no sólo por su extraordinaria contribución al conocimiento científico, sino, fundamentalmente, por su compromiso de acercar estos conocimientos a los tomadores de decisiones y al público en general a través de los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).

Como director del IANIGLA el Dr. Villalba fue el principal científico promotor de una "Ley de Protección de Glaciares" en Argentina, la cual fue finalmente promulgada en octubre de 2010 y reglamentada por el decreto 207/2011 el 28 de febrero de 2011 como la Ley Nacional 26.639 de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial. Un dato muy relevante es que fue gracias a la iniciativa y sugerencias de investigadores del IANIGLA, dirigidos en ese momento por el Dr. Villalba, que la ley ampliara el marco de protección de las reservas hídricas cordilleranas e incluyera en su texto original el término “periglacial”. Esta recomendación surgió de parte de los científicos del IANIGLA ya que en muchas zonas cordilleranas del centro-oeste y noroeste del país las geoformas periglaciales ricas en hielo actúan como importantes reservas de agua en estado sólido. La citada denuncia evidencia una falta total de conocimientos sobre la colaboración, aportes y discusiones del IANIGLA para lograr tener una ley que proteja los cuerpos de hielo utilizando definiciones y conceptos claros e inequívocos.

Finalmente, queremos hacer una reflexión sobre otro aspecto preocupante que emerge de esta desafortunada acusación contra el IANIGLA. Una de las demandas históricas que la sociedad reclama al sistema científico es una mayor interacción y aplicación de sus actividades en la sociedad fuera del ámbito científico-académico. El Inventario Nacional de Glaciares constituye justamente un ejemplo concreto de la interacción entre la ciencia y la política pública en respuesta a una importante problemática socio-ambiental del país como es la disponibilidad de recursos hídricos en un contexto de cambio climático. Como resultado de este aporte científico sin precedentes en Latinoamérica, podremos conocer por primera vez cuántos glaciares hay realmente en el país, cuál es su superficie actual y qué características tienen, además de entender cómo han fluctuado recientemente en respuesta al cambio climático. Lamentablemente, hoy vemos que este arduo y minucioso trabajo no ha sido debidamente reconocido. Peor aún, el aporte del IANIGLA ha resultado en un proceso legal que pone en duda la capacidad, honestidad e integridad de nuestra institución (CONICET), del Dr. Villalba y del cuerpo de técnicos e investigadores que colaboran con la realización del Inventario Nacional de Glaciares.


NOTAS: 

(1) Investigador Superior del CONICET con lugar de trabajo en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), Mendoza. Ingeniero Forestal, Universidad Nacional de La Plata. Master en Fotointerpretación Forestal, CIAF, Colombia. Doctor en Geografía, Universidad de Colorado, Boulder, Colorado, USA. Estudios posdoctorales en el Observatorio de la Tierra, Universidad de Columbia en Nueva York, USA.

(2) Los lineamientos para elaborar inventarios de glaciares han sido estipulados por organismos científicos internacionales dedicados al mapeo y monitoreo de cuerpos de hielo. Uno de los requerimientos básicos de las metodologías de inventario de glaciares con sensores remotos (imágenes satelitales) responde a cuestiones prácticas y operativas y consiste en establecer un área mínima de mapeo. De esta manera, los inventarios de glaciares realizados en diversas partes del mundo establecen un tamaño mínimo de unidad mapeable que varía, en la mayoría de los trabajos recientes, entre 0,1 y 0,01 km2 (entre 10 y 1 hectáreas). En el caso del Inventario Nacional de Glaciares, este límite mínimo fue fijado en 0,01 km2 (una hectárea) siguiendo estos estándares científicos internacionales. Dada la enorme extensión a inventariar en el país, a las características específicas de las imágenes satelitales que se utilizan para realizar inventarios de esta envergadura, y a la importancia relativa que tienen los distintos cuerpos de hielo como reservas hídricas en la Cordillera, este área mínima aseguraba que prácticamente la totalidad de las reservas de agua en estado sólido del país sean incluidos dentro del inventario.

(3) Durante su carrera científica el Dr. Villalba ha publicado más de 200 artículos científicos en revistas y libros con referato que abarcan un amplio rango de disciplinas desde la climatología, dendrocronología, geomorfología, hidrología, ecología, glaciología y ciencias ambientales. También ha realizado más de 200 presentaciones científicas en Argentina, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Italia, Suiza, Chile, China, Ecuador, Venezuela, Perú, Bolivia, Uruguay, Australia y Nueva Zelanda. Son además muy numerosas sus charlas de divulgación y apariciones en los medios de comunicación, donde siempre ha tratado de transmitir sus amplios conocimientos científicos al público no especializado. El Dr. Villalba también ha tenido un gran impacto en la formación de recursos humanos como director, mentor y consejero de estudiantes de Argentina, Chile, Bolivia, Estados Unidos, Alemania, Francia y Suiza. Durante su carrera en el IANIGLA ha dirigido o co-dirigido 42 becarios de CONICET y 15 tesis de doctorado, las cuales en su mayoría fueron defendidas con calificaciones excelentes o sobresalientes.

(4) Las capacidades intelectuales y su compromiso y responsabilidad con su trabajo llevaron al Dr. Villalba a ser elegido miembro del Comité Directivo de PAGES (Past Global Changes) del Programa Internacional de la Geósfera y la Biósfera (IGBP de UNESCO). El Dr. Villalba ha recibido además la Mención de Honor al Mérito Científico, otorgado por el Honorable Consejo Deliberante de San Rafael (diciembre 2007), la Distinción Legislativa del Honorable Senado de la Provincia de Mendoza (octubre 2007), el Reconocimiento por la Labor Científica Realizada otorgado por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Mendoza (abril 2008), y fue designado Personalidad Destacada de la Provincia de Mendoza en abril de 2008.

martes, 28 de noviembre de 2017

Red Ecofluvial de Patagonia. Una red de cooperación para profundizar la comprensión del funcionamiento de los ecosistemas fluviales en la Patagonia

En mayo de 2015 se creó el Nodo Santa Cruz de la Red para la Conservación de los Sistemas Ecofluviales de la Patagonia. Ésta, una iniciativa conjunta entre INTA EEA Santa Cruz y diversos organismos provinciales interesados en profundizar el conocimiento existente sobre cuencas hidrográficas de la provincia, sintoniza con iniciativas actuales similares en las restantes provincias de Patagonia, que persiguen contribuir con información y la generación de herramientas útiles para mejorar procesos de toma de decisión, de planificación y gestión.



La Patagonia es naturalmente rica en recursos hídricos continentales. Contiene algunos de los reservorios más grandes de agua dulce tanto en superficie como subterráneos del país. Sin embargo un análisis detallado de su realidad revela un escenario bastante complejo, tanto actual como en términos de sus perspectivas futuras en un escenario de cambio climático. Resulta paradójico que tratándose de una región semiárida, el agua resulta, junto con el suelo, uno de los recursos naturales de los que menos se sabe en la actualidad.
En 2012 se creó en el ámbito del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICET) con sede en el Centro Nacional Patagónico de Puerto Madryn (CENPAT) la Red para la Conservación de los Sistemas Ecofluviales de la Patagonia cuyo principal fin es de fomentar la conservación y el manejo sustentable de los ecosistemas fluviales de Patagonia a través de la integración de conocimientos y capacidades científico-técnicas regionales, difundiendo la información generada a distintos niveles de usuarios. De esta iniciativa participan una extensa lista de organismos e instituciones, autoridades de aplicación y centros de investigación cuyo interés hace centro en el tema agua. Desde 2013 y a la fecha se han desarrollado una gran cantidad de estudios en cuencas y regiones – piloto, representativas de cada provincia patagónica, como la cuenca del Río Grande en la provincia de Tierra del Fuego o el Valle del Río Chubut, en la provincia homónima.
En 2015 se creó el Nodo Santa Cruz de la Red a fin de proponer una región piloto de estudios del agua y ecosistemas asociados en la provincia. Éste se integró inicialmente por la Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz de INTA, la Secretaria de Estado de Ambiente, la Dirección Provincial de Recursos Hídricos y la Dirección Provincial de Pesca Continental. Desde entonces, otros organismos han ido enriqueciendo esta base de cooperación interinstitucional, como la Dirección Provincial de Tecnología Aplicada a la Producción y el Instituto de Energía. Entre sus principales metas pueden mencionarse el interés en la realización de estudios sobre agua, sedimentos y ambientes asociados a ríos y cuerpos de agua en cuencas del centro y sur de la provincia de Santa Cruz; el establecimiento de lazos de cooperación interinstitucional para el desarrollo de estudios relacionados con ecosistemas fluviales, su estado de conservación y funcionamiento, su potencialidad de aprovechamiento y su vulnerabilidad ante impactos posibles asociados al cambio climático; así como la búsqueda y ajuste de herramientas para apoyar más eficientes procesos de toma de decisión durante la gestión de los recursos hídricos; entre otras metas.
En 2018 finalizará el primer plan de trabajo de 5 años en los cuales se han estudiado intensivamente los recursos hídricos de la región del río Gallegos, un territorio binacional de la mayor importancia en la provincia por el tipo e intensidad de actividades socioeconómicas, la concentración de población y el potencial de desarrollo que presenta. También se trata de un territorio expuesto a importantes riesgos por contener diversas actividades espacial y temporalmente incompatibles que demandan de un buen grado de conocimiento para su apropiada articulación y gestión.
Actualmente se llevan adelante una diversidad de estudios relacionados con la producción de aguas de superficie y la calidad de éstas y sedimentos. También se encuentra en elaboración el plan que asegure la continuidad de trabajos durante el período 2018 – 2023.

jueves, 12 de octubre de 2017

Importancia del Inventario Nacional de Glaciares para el conocimiento y gestión de los recursos hídricos en la Patagonia Austral

En el mes de setiembre pasado el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA – CONICET) difundió los más recientes resultados del inventario de glaciares en la provincia de Santa Cruz que, con la excepción de la cuenca del río homónimo, se encuentra por completo terminado y publicado. Así, disponemos del estado del conocimiento más actualizado de esta importante reserva de agua dulce en la región, herramienta fundamental para su comprensión y definición de políticas de protección y aprovechamiento.



Argentina es uno de los pocos países que cuenta con extensas superficies de glaciares en su territorio. Segunda en el continente sudamericano en términos de extensión después de Chile, Argentina acumula una superficie estimada de poco más del 20% de los 25.500 km2 documentados a la fecha.Entre otros muchos atributos, los glaciares y otros ambientes asociados constituyen piezas fundamentales para el sistema hidrológico y son mundialmente reconocidos como reservas estratégicas de agua dulce para las zonas bajas de todas las cuencas en que se los encuentra. Constituyen una fuente permanente de agua para ríos que se alimentan de éstos, aún en años con escasos registros de precipitación, aspecto de gran valor para no solo las poblaciones sino para actividades socioeconómicas altamente dependientes del recurso como las agropecuarias. Si se consideran los numerosos servicios ambientales que brindan, asociado a un alto grado de riesgo y de vulnerabilidad, sea de origen antrópico o natural, este recurso debe ser estudiado, monitoreado permanentemente a fin de asegurar una buena protección y gestión.Tras una historia de algunos años, en octubre de 2010 se sancionó la Ley Nacional de  Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y el Ambiente Periglacial que, entre diversas definiciones, estableció la necesidad de contar con un Inventario Nacional de Glaciares, de actualización periódica, de modo de contar con información detallada sobre el número, área y distribución espacial de los cuerpos de hielo para aportar una estimación de las reservas hídricas existentes en las diferentes cuencas hidrográficas, así como también con información básica para conocer la capacidad reguladora de estos cuerpos sobre los caudales de los ríos. Desde entonces se le reconoció institucionalmente al recurso un carácter estratégico para el consumo humano, el sector agropecuario y el mantenimiento de la biodiversidad natural, entre otros aspectos.En 2011 comenzaron los trabajos de diseño del inventario y entrenamiento de técnicos y profesionales para su ejecución en Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA – CONICET), en ocasiones en sociedad con organismos e instituciones provinciales como el SIT Santa Cruz, dependiente de la ex–Subsecretaria de Planeamiento de la provincia entre los años 2011 y 2013, para trabajos regionales.De las 13 Grandes Regiones Hidrográficas (o cuencas) que cubren el territorio de Santa Cruz y otros territorios vecinos con recursos hídricos compartidos como la provincia de Chubut al norte, la Región de Magallanes en la República de Chile al sur, y la Región de Ibáñez del Campo también en Chile al Oeste, 8 de ellas tienen una proporción de cordillera y de éstas, en particular 6 tienen alguna cobertura de glaciares. Estimativamente, la superficie total de glaciares ocupa en la provincia 3.461 km2, equivalente al 1,42% de su territorio. Esta cifra aún no es la definitiva dado que pesa sobre la información de la Región Hidrográfica del Río Santa Cruz una restricción de la Cancillería Argentina a la difusión pública de resultados del inventario, hasta tanto no se resuelva el conflicto de límites pendientes con la República de Chile sobre el Campo de Hielo Patagónico Sur.El total de cuerpos glaciarios informados a la fecha, según se desprende de los informes disponibles en la página oficial del Inventario Nacional de Glaciares (www.glaciaresargentinos.gob.ar) asciende a 2.417 representando poco menos del 20% del total del país si bien en términos de superficie la proporción existente en Santa Cruz significa poco más del 60% de la cobertura del país. Estos números contrastan notablemente con la idea generalizada de que nuestros glaciares son pocos. ¿Quién podría nombrar y ubicar más que un puñado? Tal vez la respuesta a esto radique en que resultan más notables y recordables los grandes representantes de que disponemos en la provincia, entre los más grandes del continente, como el Glaciar Upsala con 1.212 km2 o el Viedma con 1.087 km2, en cada caso equivalente a unas 11 veces el tamaño de la ciudad de Río Gallegos!Con la sola excepción de la Región Hidrográfica del río Coyle, ubicada enteramente en territorio argentino, las restantes 5 regiones que poseen coberturas glaciarias son binacionales (si bien es importante considerar que la región del río Santa Cruz tiene aún pendiente la definición de su límite internacional), y de éstas solo 2 son de vertiente atlántica. La producción total anual de aguas solo en estas últimas, alimentada y regulada casi completamente gracias a la presencia de glaciares en sus cabeceras asciende a unos 24.556 Hm3, el equivalente a la provisión posible de agua durante un año a una población de 269 millones de personas o bien al riego de una superficie estimada de 1,5 millones de hectáreas de cultivo (en las condiciones ambientales propias del sur de la provincia). Importantes valores de referencia, ¿no?Junto con una diversidad de datos que actualmente se compilan en el Banco de Datos Hidrometeorológicos de la provincia, la información generada en el Inventario Nacional de Glaciares supone una contribución fundamental y un salto cualitativo en el conocimiento del recurso hídrico para Santa Cruz, de especial valor para la planificación de su gestión y protección, particularmente en el contexto de cambio climático que comienza a hacerse evidente en años recientes y que impacta decididamente en éste.

martes, 1 de agosto de 2017

Calentamiento global y un caso de piratería fluvial en el extremo sur de Santa Cruz

El cambio climático global viene siendo documentado en múltiples formas en años recientes, particularmente en relación con su impacto en glaciares de todo el mundo cuya dinámica generalizada (salvo raras excepciones) es de adelgazamiento y retroceso. En 2016 se documentó por primera vez un caso de "piratería fluvial", provocado por el retroceso reciente del glaciar Kaskawulsh que alteró la dinámica de aporte de aguas de superficie originalmente hacia dos sistemas fluviales (hacia los ríos Kluane y Yukon en el norte y hacia el río Alsek en el sur), hacia solamente uno de éstos (Nota en TheGuardian).

Durante la década de 2000, el retroceso de un par de glaciares que alimentaban a las nacientes del río Paine, perteneciente a la Región Hidrográfica (RH) binacional del sistema Serrano - Vizcachas (Hoya Hidrográfica del río Serrano) así como a la laguna Frías, integrante de la Región Hidrográfica del río Santa Cruz a través del Brazo Sur del Lago Argentino, determinó la creación de un canal de desagüe exclusivo hacia el Pacífico a través de la primer RH mencionada, cesando la alimentación de la segunda RH. La situación determinó un cambio en la traza de las cuencas vertientes respectivas.




Éste representaría un primer caso de piratería fluvial registrado en la provincia, por el momento no cuantificado en término de los caudales involucrados en el cambio de vertiente. En la imagen yuxtapuesta siguiente se pueden ver comparativamente las extensiones glaciarias en 1984 y 2017 (la carga de la vista puede tardar unos momentos).

Hacia una comprensión de la calidad de aguas para irrigación en el sur de Santa Cruz

El conocimiento sobre la calidad de un agua resulta una herramienta fundamental para determinar su potencial de utilización, así como el establecimiento de eventuales restricciones. En el caso particular del riego con fines productivos, la calidad no solo condiciona el crecimiento, desarrollo y producción de pastizales y cultivos de interés sino también impacta en las condiciones físicas de los suelos y por consecuencia, en su conservación y productividad.



El diagnóstico y permanente monitoreo del recurso hídrico son esenciales para la comprensión de su dinámica natural, como también para la planificación de su utilización y protección. Conocer el recurso es un rol indiscutible e indelegable de un Estado para apoyar las mejores decisiones de gestión, orientados a asegurar un acceso y uso equilibrados entre los diferentes sectores demandantes de la Sociedad y de tal forma se lo establece en las normas vigentes. Sin embargo el monitoreo del agua, especialmente de aspectos de su calidad, también es una responsabilidad de los usuarios ya que representa un insumo fundamental en la toma de decisiones sobre la mejor forma de utilizarla, en especial para contribuir con la sostenibilidad y la sustentabilidad de las actividades económicas. Esto es de fundamental significación en el sector agropecuario.

La calidad del agua en el sector agroproductivo de Patagonia siempre ha sido (y continúa siéndolo) una preocupación marginal debido, por una parte, a una abundante oferta del recurso natural en amplias porciones del territorios y por otra, al generalizado desconocimiento sobre los efectos negativos potenciales originados en un inapropiado manejo del agua en suelos cuyo origen ya condiciona algunos riesgos naturales como la salinidad y la sodicidad. Temas como el cambio climático global y algunas evidencias que comienzan a acumularse sobre sus impactos crecientes en amplias regiones, entre las que Patagonia no es ajena, podrían significar una necesidad de cambio de estas visiones tradicionales acerca de un recurso como el agua que no es infinito a la vez que es muy fácilmente impactable en forma negativa.
La calidad de un agua es un concepto muy amplio y complejo que sin embargo en el caso del interés para el riego de pastizales y cultivos extensivos, puede simplificarse a unas pocas variables entre las cuales la cantidad y tipo de sales presentes suele ser lo más importante. Esta generalización debe manejarse con cautela, debido a que distintos cultivos pueden requerir distintas calidades de agua de riego y, en consecuencia, las variables de análisis podrían ser muchas más.

La Región Hidrográfica, o Cuenca, binacional del río Gallegos, al sur de la provincia de Santa Cruz, representa una de las zonas de mayor desarrollo de la actividad agropecuaria en Patagonia Austral, basada principalmente en la ganadería ovina extensiva sobre pastizales naturales. En el sector argentino de esta región no se reconoce en la actualidad una presión significativa por parte de los productores rurales sobre el agua de superficie para destinarse a irrigación, en comparación a lo que sucede otras zonas de la provincia. Sin embargo es posible que esta visión se encuentre en proceso de cambio al registrarse ya varios años consecutivos de cambios notables en las tendencias estacionales y anuales de la precipitación, aspecto que comienza a condicionar eventos de sequía recurrentes como el experimentado en 2016 en buena parte del territorio provincial.
La región posee una importante producción anual de caudales de superficie, entorno a unos 1.200 Hm3, volumen que ubica al río Gallegos como el tercer productor de agua de la provincia luego del río Santa Cruz (22.498 Hm3 por año) y del río La Leona (8.007 Hm3 por año). Esta oferta significa un interesante potencial para el desarrollo agropecuario a partir del riego, tomando en cuenta que no existen por el momento otras demandas de uso conocidas en la región más allá del abastecimiento poblacional, en las localidades de influencia (Río Gallegos, Río Turbio, Julia Dufour y 28 de Noviembre, en el sector argentino).
La totalidad de los cursos y tributarios más importantes que componen la región del río Gallegos (Rubens, Penitente, El Zurdo y Gallegos Chico) presentan, a lo largo de todo el año, aguas de muy buena aptitud para su utilización en riego, con valores de pH entorno a la neutralidad o ligera alcalinidad. Pero muy especialmente se presentan una conductividad eléctrica, sólidos totales disueltos y una presencia de Sodio notablemente bajos permitiendo calificarlas como de escasa peligrosidad en términos de salinidad y sodicidad. Este conocimiento hasta el momento permite confirmar un buen potencial en estas aguas para su aprovechamiento en riego. Rubens y Penitente representan la mayor producción anual y estacional de aguas de la cuenca, con poco más de un 80% del caudal promedio estacional y anual del río Gallegos. Así, también le transfieren a éste muchas de sus características con valores bajos de presencia de sólidos disueltos y sales y con una relativamente buena estabilidad en su comportamiento a lo largo del año. En su recorrido hacia la desembocadura, el río Gallegos recibe el aporte de tributarios progresivamente más alcalinos como así también con una ligera mayor presencia de sales pero que no logran modificar la calificación de buena aptitud para la irrigación.

El análisis de datos de calidad disponibles a la fecha permite una buena caracterización preliminar de aguas de superficie a escala de cuenca, con una importante potencialidad para su aprovechamiento. Persiste sin embargo la necesidad de desarrollar más y mejor conocimiento sobre su dinámica a lo largo del tiempo al igual que profundizar el análisis de otros aspectos de calidad asociados a otros usos como la bebida animal. Éste es el eje central de una diversidad de líneas de trabajo en años recientes en la Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz del INTA, tendientes a contribuir con el mejor conocimiento posible del recurso para contribuir al desarrollo regional del sector agropecuario.